Siempre es una buena opción consumir productos que sean amigables con el ambiente. Esto incluye elegir artículos que tengan un menor impacto ambiental en su proceso de producción, en el uso o a la hora de desecharlos.

El material de los productos también debe ser prioridad. La recomendación es elegir aquellos productos elaborados con materias primas recicladas o reciclables, sin testeo en animales y con la menor cantidad de plásticos, incluyendo su embalaje como productos de bambú, orgánicos, productos que no contienen ingredientes de origen animal y que están elaborados exclusivamente con ingredientes naturales, con embalajes mínimos o en sus versiones refill.
Recordá que es importante reemplazar productos descartables por opciones reutilizables, como por ejemplo las cápsulas de café. En esta línea, para evitar la utilización y desecho de botellas plásticas, podés optar por botellas reutilizables, purificadores de agua y máquinas para hacer soda, que incluso cuentan con saborizadores. También podés reemplazar las pilas o baterías por las opciones recargables, eliminando desechos fuertemente contaminantes.
A la hora de desplazarte, priorizá la movilidad sostenible. Las bicicletas o el monopatín son muy buenas opciones en los trayectos cortos aunque también existen alternativas eléctricas para recorridos un poco más largos.

 

Reducir, reutilizar y reciclar

 

En el día a día se traduce en un consumo más controlado y responsable. Pero, ¿qué son?
1. Reducir: evitar el consumo de productos con poca vida útil para generar menor cantidad de residuos.

2. Reutilizar: alargar la vida útil de un objeto, dándole una “segunda vida” para aprovechar al máximo sus propiedades y disminuir la basura.
3. Reciclar: separar los diferentes tipos de residuos que, luego de un tratamiento especial, pueden ser tratados para crear materiales para producir otros productos.