En el primer trimestre de 2025, el nivel de producción quedó 2,7% por encima del promedio de 2023. Sin embargo, más allá del avance a nivel agregado, al descomponer entre sectores se observa una importante heterogeneidad: mientras que agricultura y ganadería está más de 25% por encima de 2023 -año de sequía- y minas y canteras, donde se incluye la extracción de petróleo, crece 11,5%, la industria manufacturera cae casi 7% y la construcción más de 15%.
Así, se observa una economía que se recupera en términos generales, pero con dinámicas opuestas en su interior. Además, los sectores empleo intensivos llevan los peores resultados. En este marco, los puestos de trabajo registrado retrocedieron 3,2% entre ambos períodos, pasando de 13.270.000 en la media de 2023 a 12.850.000 entre enero y marzo de este año. Además, el avance de Monotributo (+6,2%) atenuó la contracción de las demás formas de empleo, reflejando que no solo se deteriora la cantidad de trabajadores formales, sino también las modalidades de contratación.
En este contexto, el salario real de los trabajadores registrados -públicos y privados- se contrae 6,9% respecto de la media de 2023, y 11,5% contra el pico de julio de ese año. Estamos entonces en un escenario donde la actividad tiene un mejor desempeño que el empleo y éste que los ingresos. En términos coloquiales, una economía que produce un poco más, pero que contrata algo menos y paga bastante menos.
Esta dinámica tiene un efecto inevitable sobre la demanda: el consumo, principalmente de bienes livianos y de alimentos y bebidas, está largamente en rojo. Por caso, las ventas de supermercados caen 8% respecto del promedio 2023, las de shoppings 13% y las de mayoristas 20%. La contracción del salario real, en un contexto donde las tarifas de servicios públicos acumulan un avance cercano al 30% en términos reales desde diciembre de 2023, explica que estos números sean peores que los del salario.
Dicho esto, y antes de terminar, vale destacar que no todos los rubros de demanda están en rojo: por caso, las ventas de bienes durables muestran incrementos mayores a dos dígitos en algunas ramas. Concretamente, el índice de patentamientos de autos de INDEC está 60% por encima de la media de 2023 y el de motos casi 30%. En una lógica similar, la venta de heladeras aumentó 45%, la de aires acondicionados 25% y la de lavarropas 8%. La virtual duplicación del salario en dólares medido al tipo de cambio paralelo explica esta evolución, que contrasta con la caída del salario real arriba mencionada y que parece difícil de explicar desde esa óptica.
En conclusión, la economía profundizó su desigualdad en el último año y medio, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. Con relación al primero, el agro y la extracción de petróleo ganan terreno por sobre la industria y la construcción. Asimismo, por el lado de la demanda, el consumo masivo muestra retrocesos mayores a los dos dígitos en los distintos canales de distribución, a la vez que las ventas de bienes durables -altamente dolarizados- están creciendo. No solo la libertad avanza: también lo hace la desigualdad.