- Las reservas brutas crecieron USD 2.000 millones en la última semana, superando los USD 29.000 millones, y marcando un máximo desde principios de julio. Sin datos desagregados del BCRA todavía, entendemos que la recuperación obedece a la suba de encajes, impulsados por el blanqueo (los depósitos privados en moneda extranjera saltaron USD 8.500 millones desde el 15 de agosto, alcanzando USD 27.000 millones en la actualidad). No obstante, dado que los encajes representan también un pasivo del BCRA (activo: dinero en efectivo, pasivo: encaje, que es una obligación con los bancos), las Reservas netas permanecen estancadas en USD -5.000 millones. Así, la meta acordada con el Fondo para el tercer trimestre no se alcanzará y será necesario un waiver.
- Para que se recuperen las Reservas netas vemos tres formas: i) que el BCRA acelere su compra de divisas en el mercado oficial, ii) que el Tesoro capte parte del aumento de liquidez, con emisiones de deuda en moneda extranjera (LETES en dólares, por ejemplo) o iii) que aumente el crédito en divisas a privados, producto de la mayor liquidez del sistema y en consecuencia la menor tasa. En tanto que i) es incompatible con una recuperación de la actividad, ii y iii conllevan riesgos inherentes importantes.
- La economía creció 1,7% en julio respecto de junio. Sin embargo, la buena racha no se habría mantenido en agosto -primeros indicadores adelantados en rojo-, y la actividad no habría logrado encadenar dos meses seguidos de crecimiento en lo que va de 2024.
- En los últimos diez años, la economía argentina sufrió muchos episodios de volatilidad e inestabilidad cambiaria: febrero de 2014, diciembre de 2015, abril y agosto de 2018 y agosto de 2019. En ellos, la política cambiaria contractiva estuvo acompañada de política fiscal expansiva, vía aumento del gasto público. En contraste, después de la devaluación de diciembre de 2023, se redujo el gasto público significativamente, además que se reforzaron los controles cambiarios, imponiendo el esquema de cuatro cuotas para la compra de divisas para importaciones de bienes -ahora flexibilizado-. Así, no solo la política cambiaria fue contractiva vía precios, sino también la fiscal y la cambiaria vía cantidades. Además, el salto inmediato del tipo de cambio real fue mayor que en otros eventos, de modo que la caída asociada del poder adquisitivo también lo fue.
- Por este motivo, el nivel de actividad tuvo dos “bajones”: uno que va de diciembre a febrero y otro de febrero a abril. En tanto que el primero lo asociamos a la devaluación -y por eso se parece a los shocks anteriores-, el segundo lo encontramos más explicado por el ajuste fiscal: freno de la obra pública, pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones, etc. Por este motivo entendemos que la dinámica pos-devaluación actual está siendo más lenta, heterogénea y menos difundida que las anteriores: no solo la cambiaria, sino todas las políticas de demanda adquirieron un carácter contractivo.
Semana Económica Nº 847 - Informe Completo