La escalada entre Israel e Irán impactó en el precio del petróleo, que subió más de 12% en una semana y acumula un alza de 26% en el mes. Como resultado, el crudo ya se acerca al pico de julio 2022 (USD 76,5 y USD 78,5 por barril en los futuros con mayor volumen), mostrando un mayor aumento en menos tiempo que cuando empezó la guerra entre Rusia y Ucrania.
En este marco, la Reserva Federal mantuvo ayer su tasa de interés en el rango de 4,25-4,50% anual. En otro orden, empeoró sus proyecciones de crecimiento e inflación: mientras que las primeras pasaron de +1,7% a +1,4% para 2025, las segundas treparon de 2,7% a 3%. Así, redujo de dos a una sus bajas esperadas de tasa para este año, y la oferta de financiamiento a emergentes podría moderarse.
Por el lado comercial, la suba del precio del petróleo representa una buena noticia para la región en general y para Argentina, Brasil y México en particular. Entre enero y mayo de 2025, el superávit comercial de nuestro país dependió exclusivamente de los envíos energéticos (USD +2.700 millones de saldo, vs USD +2.900 millones en 2024), ya que el resto de la economía tuvo un déficit de USD 1.200 millones (vs. USD +5.900 millones en 2024), dejando un resultado de USD +1.500 millones (vs. USD 8.800 millones en 2024).
La suba del precio del petróleo podría aportar hasta USD 500 millones al superávit comercial de bienes de este año, si se mantuvieran los nuevos precios. Aunque no es un cambio drástico (por caso, el 9 de julio hay que pagar USD 4.500 millones por vencimientos de títulos públicos: 9 veces más de lo que se ganaría por este lado), implica una buena noticia a priori.
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