El Índice de Condiciones Externas (ICE) elaborado por la Gerencia de Estudios Económicos de Banco Provincia da cuenta del contexto económico internacional que enfrenta la Argentina, con la finalidad de observar la incidencia que tienen sobre su nivel de actividad y su intercambio comercial factores como la liquidez mundial, los precios de las materias primas, el ciclo económico de Brasil y la demanda externa. Para ello se realiza una estimación de largo plazo, en la cual se compara la situación actual con el contexto histórico desde enero de 1997, y otra de corto plazo, que la compara con los últimos cinco años.
Según el indicador, luego del mínimo registrado en mayo de 2020, cuando se sintieron los efectos plenos de la pandemia, la normalización de la actividad económica mundial ha permitido una fuerte recuperación en las condiciones externas, que además desde septiembre se convirtieron en un factor positivo en la senda de recuperación del país al ubicarse por encima del umbral neutral de 5 puntos (p.) de dicho índice.
La industria de Brasil volvió a crecer, tras la contracción mensual observada en febrero, marzo y abril. De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la producción industrial se expandió en el quinto mes del año 1,4% en la medición libre de estacionalidad, propiciado principalmente por los resultados en la producción de alimentos; coque, derivados del petróleo y biocombustibles y minas y canteras.
El buen desempeño observado este mes tuvo su correlato en el comercio exterior de Argentina, pero vale señalar que el sector manufacturero carioca todavía se ubica 16,7% por debajo del nivel récord de mayo de 2011, lo que impide un mayor despliegue exportador. Con relación a mayo de 2020, la industria avanzó 24% i.a. debido a la baja base de comparación, ya que los meses de abril y mayo del año pasado fueron los puntos más bajos de la serie histórica por las paradas en las plantas industriales para prevenir la propagación de la pandemia. Según las previsiones del relevamiento más reciente de LatinFocus se espera que la industria de Brasil vea crecer su producción 6,29% en 2021, 0,79 p.p. más que lo augurado en mayo.
Los términos del intercambio se mantienen altos, aunque en mayo los precios de importación aceleraron su recuperación. La importante mejora de los precios de exportación registrada en los últimos meses en el entramado agroindustrial se ha convertido en un factor determinante para la economía local. Particularmente, en mayo los precios de exportación se expandieron 35,8% i.a., mientras que los de importación hicieron lo propio en 15,4% i.a., dejando una evolución de 17,7% i.a. en los términos del intercambio.
En cuanto a los primeros, es importante resaltar que su mayor dinamismo ha estado supeditado a los movimientos de fondos financieros hacia la compra de futuros de materias primas dadas las bajas tasas de interés de Estados Unidos y a la aceleración en el ritmo de compras por parte de China. Si bien se espera que la relación de precios externos siga siendo beneficiosa para el país en el corto plazo, un mayor crecimiento esperado en los precios de los importados, de la mano de mayores subas en los precios del petróleo, y una eventual baja en los precios de exportación podrían suavizar su impacto.
El comercio mundial siguió recuperándose y se ubicó en niveles similares a los de 2018. Luego de que el conflicto comercial entre Estados Unidos y China dejara una contracción de 0,4% en 2019 en el comercio global, en 2020 la pandemia profundizó la caída (-5,3%). No obstante, a partir de abril de 2020 la regularización en la actividad industrial propició una fuerte recuperación en el comercio que se mantuvo este mes, liderado principalmente por China.
Al respecto, vale mencionar que de acuerdo con los datos informados este jueves 15 de julio por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), el país asiático vio crecer su PIB 7,9% i.a. en el segundo trimestre del año, lo que supone una ralentización tras el avance de 18,3% i.a. informado para los tres primeros meses del año. Sin embargo, en términos inter trimestrales, entre abril y junio el producto creció 1,3%, luego del magro resultado anotado entre enero y marzo (0,4%).
Finalmente, en lo que se refiere a la liquidez global, se sigue observando una mejora significativa en los últimos meses a partir del sesgo expansivo de los principales bancos centrales que, pasado el cimbronazo de la revaloración de activos de marzo pasado, se vio reflejado en una nueva afluencia de capitales a los mercados emergentes. No obstante, es importante resaltar que la mayor inflación en Estados Unidos, que en junio marcó un 5,3% i.a. por la baja base de comparación y un 0,9% en términos mensuales, y la menor actividad esperada en las economías emergentes a raíz de los efectos de la segunda ola de la pandemia ha propiciado que la afluencia de capitales se siga ubicando en junio por debajo de abril (USD28.100 millones contra USD45.500 millones).
Esto, sumado a la presión generalizada en la inflación por el incremento en el precio de los alimentos y de los bienes y servicios que se habían rezagado por la pandemia, también motivó un cambio en la tendencia de la política en algunas economías. En lo que va del año, de los veintisiete países que han realizado cambios en sus tasas de referencia, solo ocho (Congo, Ghana, Indonesia, Macedonia, Rumania, Seychelles, Sierra Leona y Uganda) mantuvieron el sesgo expansivo observado a lo largo de 2020, el resto subió sus tasas, siendo las decisiones más recientes las de Chile (14 de julio) y México (el 24 de junio) en la región, que se unieron a la tendencia contractiva de Brasil iniciada a mediados de marzo.
Por otro lado, si bien la FED tiene un doble mandato de controlar la inflación y asegurar un nivel de empleo máximo, que actualmente se ubica 6,8 millones de puestos de trabajo por debajo de febrero 2020, los datos difundidos el 16 de junio tras la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) propiciaron reacciones en algunos mercados, entre ellos el de materias primas, principalmente porque se manifestó que al interior del cónclave monetario hay más acuerdo para subir las tasas en 2023. Así, la mayor previsión de crecimiento, inflación y la percepción de mayor dureza por parte de la FED motivaron movimientos en los contratos a futuro, que, junto con las condiciones más húmedas en las áreas productoras de Estados Unidos presionaron a la baja los precios en los principales centros de exportación de granos de Estados Unidos, Argentina y Brasil.
Así las cosas, si se ratifica la baja en los precios de los principales productos de exportación del país, que han estado sujetos a mucha volatilidad en las últimas semanas, se estaría observando un amesetamiento de las condiciones externas, sumándose al abanico de riesgos en el que ya se incluían la suba del precio del petróleo y las perspectivas respecto de la política monetaria de EEUU.
Fuente: Gerencia de Estudios Económicos de Banco Provincia