Luego de más de 50 años donde la actividad se centraba sólo en extraer la sal, en 1990 la empresa puso fin a la tradición de explotación primaria y decidió convertirse en una pyme agroindustrial: la sal que sólo iba a las comidas pasó a refinarse y ser uno de los insumos básicos de otras cadenas, como la química, donde este mineral es clave para la fabricación de lavandina, entre otros productos.
Juan Manuel Hitce, continuador de la tradición empresarial familiar, cuenta en esta historia cómo Sal Aurora desempeña un papel clave como motor productivo para impulsar el crecimiento y desarrollo en la región. La empresa tiene casi 100 trabajadores y trabajadoras y es una de las mayores empleadoras de la zona de Médanos, en el partido de Villarino, al Sur de Bahía Blanca.
Del pico y la pala de la década del 30 la empresa hoy pasó a generar sus productos industrializados mediante equipamientos de avanzada. Sin embargo, como la sal es un producto muy corrosivo, necesita reinvertir constantemente en maquinarias e instalaciones, que son financiadas con préstamos de Banco Provincia.
Más allá de esta asistencia para renovar y mejorar la infraestructura, durante la pandemia el Banco asistió a la empresa con créditos al 24% para capital de trabajo y le brindó convenios de pago de haberes para su personal cuando más lo necesitaba.
La Aurora dispone de una amplia playa de maniobra para camiones, balanza de pesaje, sector de guarda y mantenimiento de maquinarias, laboratorio de control de calidad, planta de secado, sector de empaque, acondicionamiento y guarda. En la localidad de Boulogne, partido de San Isidro, posee otra sede comercial y administrativa.